Usted tiene la enfermedad de Wilson.

Aguante que me picaran en casi todo mi cuerpo, aguante el dolor en mis manos y mis piernas, aguanté una punción lumbar; exámenes de uso de droga: totalmente negativo, resonancias que llegaron a durar 5 horas (en una resonancia uno se tiene que estar 40 minutos sin moverse), y yo presentaba temblores en manos y piernas, como un enfermo de parkinson y no permitía hacerse de correcta manera la resonancia. Duré 4 meses, 120 días, 2,880 horas, de incertidumbre y miedo. 

Querido lector, gracias por leerme, esta vez le voy a narrar el momento en el que fui avisada que tenía la enfermedad de Wilson, además de disipar varias dudas con las que lo había dejado en entradas anteriores.Pero comencemos con las primeras respuestas:

2 de mis 5 hermanos, y mi papá.


¿Qué contenía esa caja de regalo? No lo recuerdo, pero seguramente eran libros, perfumes, alrededor de 30 pijamas, un iPad o una pantalla. Mi papá cada fin de semana que iba a verme, me llevaba un regalo y lo que más comúnmente me llevaba, eran pijamas, porque nunca me gustó usar la bata de enfermo. Ahí fue en donde aprendí que lo material es meramente pasajero, que un regalo te hace feliz por un momento, que Dios nos ha dado el mejor regalo: la vida, y en mi caso, yo no quería otro regalo más que vivir. 

¿Me aplicaron el botox en mis glándulas salivales? Sí, y tenía mucho miedo, fueron 2 piquetes atrás de cada oreja y 2 en la garganta; de hecho mañana tengo volver con mi neurólogo para que me vuelvan a aplicar botox (a este paso, mi papá va a gastar más de lo que ha gastado Lucía Méndez en sus tratamientos comestologicos.) 

Marlene y yo.
¿Quien arregló mi cuarto tan bonito? Mi amiga Marlene iba en las noches a visitarme, aún y cuando tenía que cuidar a su hija Jimenita, siempre tenía tiempo para ir al hospital. Cuando tenía ganas de llorar, me abrazaba y me decía: tu eres muy fuerte Fer, no llores; ella me agarraba la mano y me la sujetaba fuerte cuando empezaba a temblar. Un día llegó con una bolsa de donde sacó un arbolito de navidad, esferas, luces, un nacimiento, y un reno (lo sujeto en mi mano). Marlene, Sarita, Yare y Anel: les quiero agradecer porque no hubo un solo día en el que no estuvieran al pendiente de mi, saben que siempre estaremos juntas, y estaré para molestarlas y hacerlas reír. Y aunque Anel me dijo en diciembre, cuando me subí a su carro y vi todo el basusero que tenía: gracias a Dios que no hablas, porque si no ya estarías regañandome por mi mugrero. Yo se que les da mucha tristeza lo que me pasó, pero siempre me animan.

¿Quien puso mía vestida de borreguito? Mi mamá. La señora con el carácter más fuerte, la que durmió en el sillón 4 meses, la que me bañaba todos los días, me vestía, me daba de comer, actos que hizo con ternura y amor, la que a pesar de que me regañaba porque llegaba de madrugada a la casa, porque era desordenada y porque la madre Perita la mandara a hablar porque no me estaba en paz en clase (aunque un día mi mamá le dijo: madre, por favor ya no me hable, Fernanda nació siendo así, y no la puedo cambiar) esa señora, fue mi sostén,sus ojos siempre estuvieron tristes, ella anhelaba que yo volviera a ser la Fernanda vaga, aunque le di mil dolores de cabeza, lo preferia a verme en una cama.
Fue gracias a esa foto de borreguito, que Sandy y Diandra se dieron cuenta que yo estaba internada, porque mi puerta siempre estaba abierta y Sandy la vió. Diandra me llevaba mandarinas para comer y además de ir a mi cuarto a leer todas las revistas VANIDADES, se ponía a platicar y a peinarme. Les agradezco su compañía, Sandy: te agradezco todo el ánimo que me das, y te aseguro que junto con mis papás, mi neurólogo y la Lic. Gutierrez, vas a ser de las primeras en leer mi libro.
Mi mamá y yo, 2 meses antes de ser internada.

Fui dada de alta un 22 de diciembre, mi neurólogo entró al cuarto y mis papás se salieron; se paró enseguida de la cama y me dijo: Hemos encontrado su diagnostico, usted tiene la enfermedad de Wilson y yo seré su doctor para toda la vida, porque su enfermedad es incurable, pero es tratable. El sentimiento es indescriptible, fue una mezcla de paz y tristeza, pero después de 4 meses, por fin se sabia lo que tenía.

Querido lector, todo en esta vida tiene un principio y un fin, este blog fue un hobby de vacaciones, y el día de hoy, termina. Tengo una carrera que acabar, un servicio social que hacer, unas terapias a las cuales ir, unos papás a los que enorgullecer y un gatito con el cual jugar. Mis planes a futuro (1 año o 2), son irme a vivir a la cd. de México, estudiar una maestría, escribir un libro y tener una Fernandita; pero solo se cumpliran si yo le pongo empeño a cada día de recuperación. Cuando le pedí a Helena (enferma de Wilson en España), consejos para hablar, me dijo que yo hablara y hablara hasta aunque no se me entendiera, y eso hago, aunque no se me entienda ABSOLUTAMENTE NADA, en terapia, según yo canto, pero con la constancia me va a llevar a hablar, la recuperación de Helena fue de 2 años más, pero se que yo lo voy a lograr en 1 año o 1 año y medio.

Ahora en vez de reclamar el ¿por qué fui yo la que se tuvo que enfermar? Agradezco el que Dios me haya dado la oportunidad de conocer a cada persona que se ha cruzado en mi camino: todos mis compañeros de campus Parral, mis cuatro catedráticos favoritos y queridos, a Perlita, Ezbayde, Roberto (mis terapeutas), a Rubí (que me dice que que bonito escribo), y a Evelyn (que decía que no la saludaba), a Stephy que me escribía que soy una inspiración. Le puedo decir con certeza que actualmente, ha desaparecido el enojo con Dios, con la vida; y no le voy a mentir, aún lloro, pero a diferencia de antes, hoy lloro, me seco las lágrimas y sigo mi vida. Usted siempre me va a ver con una sonrisa, porque disfruto cada momento.
Querido lector, ¿quiere saber qué pasó después? Eso ni yo lo se. 
De todo corazón, muchas gracias por haberme leído.

 

Comentarios

  1. Te felicito por tu valentía de seguir adelante, por tomar la vida como se te presenta y aun así, seguir disfrutándola.
    Gracias por compartirnos tu experiencia. Ojalá en otro momento tengas ánimo de seguir escribiendo y nos cuentes cómo inició tu enfermedad, qué notó tu mamá cuando supo que algo andaba mal, cuáles fueron tus primeros síntomas, cómo impactó tu enfermedad en la vida de tu familia, de tus hermanos…
    Tienes una vida bendecida. Cada amanecer Dios te manda una sonrisa.

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