El osito de San Charbel y mis amigas.
Era de noche, es de lo único que estoy segura, pues al mirar por la ventana pude ver la luna. De muchas cosas vividas en el hospital no me acuerdo, no se si mi cerebro bloqueó tan tristes recuerdos, si es así, lo agradezco. Sarita y Yare entraron al cuarto del hospital, al verlas, lloré, se acercaron y me abrazaron, pude ver los ojos llorosos de ellas también. Querido lector, en esta ocasión le voy a contar como le hice para soportar todo lo que la vida tenía preparado para mi en tan poco tiempo. Fueron cuatro meses en el hospital, aunado a dolorosos, largos y tediosos estudios, a tener la incertidumbre de no saber si me quedaba poco tiempo de vida, ya que mi estado físico se deterioraba cada día más y no se encontraba el diagnostico. ¿Sabe de donde tomé fuerza? De mis amigas y de un osito de peluche que fue comprado en la Iglesia de Charbel. Primero que nada, quiero hacer la aclaración de que cada amigo que me visitó, me dio fuerza. Siempre me he sentido la persona más afortunada